Meditaciones

 Meditación para el trabajo con las creencias

(tema musical recomendado: Air - Suite número 3, J.S. Bach)

Sientate cómodamente, cierra los ojos y une tus manos, centra tu atención en el contacto de tus dedos medio, deja que tus pensamientos fluyan y dejalos pasar. 

Centra tu atención en la energía que se concentra en tus dedos, tu respiración es normal, nota el aire entrar en tus pulmones y recorrer todo tu cuerpo, también notas como regresa y sale por tus dedos y todos los poros de tu cuerpo. No te preocupes por los pensamientos que vienen, solo dejalos pasar, notas como se vacía tu mente y la energia va expandiendose desde tus manos, hacia tus brazos, tu cuerpo, tu corazón, ts piernas, tus pies.....

Se amplia tu visión y si notas que pierdes la concentración, vuelve a centrarte en el contacto de tus dedos, donde nace el flujo de energía.

Ahora, manteniendo la posición, toma un par de respiraciones profundas, al exalar el aire, notas como te liberas y como te invade una sensación de paz y de seguridad, notas tu cuerpo y te sientes bien en él.

Ahora te diriges hacia ese lugar maravilloso que sólo tu conoces, ese lugar que te da paz y te conecta con tu esencia. Ves los colores que te rodean y oyes los sonidos de tu lugar privado que hace que te sientas en conexión con el bienestar. Tu respiración es tranquila y te invade una sensación de seguridad que te reconforta. 

Todo está en paz, todo está bien.

Con esa sensación inicias un camino que te lleva hacia otro lugar, el paisaje cambia y ves como aparece ante ti una hermosa playa dentro de una bonita cala, notas la caricia del sol, la arena caliente bajo tus pies y una brisa suave y cálida que te acaricia, oyes el rumor suave de las olas que se deshacen dulcemente en la orilla.

Sientes la tranquidad y, con una gran paz interior, descubres que en el mar hay un barco que se mece suavemente, centras tu atención en el barco y descubres que en la cubierta hay un grupo de personas que te saludan y que te sonríen, desprenden amor. Empiezas a ver como sus rostros se definen má y más y descubres que esas personas son los miembros de tu familia, tu padre, tu madre, tus abuelos, tus hermanos... són tus seres queridos que te saludan con alegría por verte y que tu los veas.

Ahora ves como una figura infantil deja el barco y se aproxima en una pequeña embarcación a la orilla. 

Desciende y se acerca a ti, te das cuenta que eres tu cuando tenias unos 7 años. 

Te llenas de emoción y alegría  y cuando llega hasta ti lo acoges con el corazón lleno de amor, la conoces perfectamente porque eres tu y le dices las palabras más hermosas, cosas que sabes que le gustará oir. Percibes la belleza de su alma. 

Ahora es ella la que te habla..., escucha con atención lo que te dice, .... es un mensaje hacia el adulto que sabrá ayudarla para superar con éxito y sabiduría las situaciones que se encontrará en el futuro, sus palabras són dulces e inocentes, llenas de pureza. 

Notas como el amor fluye entre vosotros, la energía que desprendeis es infinita. 

Recibes el mensaje que te ofrece y lo guardas junto a tu corazón, es la petición que te hace para que seais felices y camineis por a vida con todos los recursos que sabeis que poseeis. 

Te despides diciendole que cuidarás de ella y que todo saldrá bien. 

Notas el gran amor que sientes hacia ella y te sientes muy feliz con esa certeza. 

Poco a poco, y despidiendose de ti hasta la próxima vez que os encontreis, regresa al barco con el resto de sus seres queridos.

Con una gran sensación de paz y alegría deshaces el camino, regresas con el mensaje escrito que has recibido a tu lugar especial que contiene todas las puertas y, desde ahí, respirando profundamente, regresas poco a poco al presente, a la sala donde nos encontramos todos, abrimos los ojos y, cuando ya estamos en el presente, escribimos la experiencia vivida y descubrimos el mensaje que nos ha dado nuestro yo infantil.